A propósito del centenario de CAP CUANDO ERAMOS CARAJITOS…


 

Barinas (Dimas J. Medina) En 1.976, cuando estudiábamos sexto grado y nos preparábamos para ingresar a la etapa de estudiante de bachillerato, nuestro país era gobernado por el dirigente adeco Carlos Andrés Pérez.


Aun cuando nuestra ingenuidad no nos permitía analizar la situación política, económica y social del país, fue una época hermosa para nosotros.


Decimos hermosa, porque a pesar de no contar con internet, ni con los videos-juegos, ni mucho menos con los avances tecnológicos que hoy nos ofrece la actual sociedad globalizada, teníamos tiempo para todo: Para jugar, para ir a la escuela y para recibir los consejos y regaños de nuestros padres.


 Era la época en que nuestros hermanos Foncho, Chuma y Puni Puni compartíamos los juegos de muchachos con los panas del barrio. 


Fue aquella etapa cuando escuchamos en la radio pop de entonces, un tema inglés que con el tiempo se convirtió en un clásico: “Simpatía por el Diablo”, de Mick Jagger con su famosa banda británica Los Rollings Stones. Aunque aquella canción en ritmo de rock tenía 10 años escuchándose en el mundo, con el tiempo conocimos después que aquel rítmico estribillo de “Pleased to meet you” (Encantado de conocerte), quedaría en nuestras mentes como un legendario himno.


En ese 1.976, se produjo a finales de febrero, el secuestro del industrial norteamericano Willian Frank Niehous y el gobierno Pérez desató una feroz persecusión contra los raptores, que concluyó con el allanamiento de la inmunidad parlamentaria al diputado mepista Salon Meza Espinoza, la detención  militar de los dirigentes David Nieves, Carlos Lanz y la muerte del dirigente de La Liga Socialista, Jorge Rodríguez, padre de actual presidente de la Asamblea Nacional.


Desde entonces, los adolescentes de la época crecimos con la imagen de un presidente, que en sus tiempos de ministro de Relaciones Interiores de Betancourt al inicio de la era democrática en el país (1959-64), pareció rescatar el odioso manual antiguerrillero de aquellos tensos y violentos años de los 60: "Disparen y averiguen después".


Con aquella odiosa imagen hacia el presidente adeco, cinco años después, un compañero de estudios, Ildegar Gutiérrez, dejó con las manos extendidas al entonces ex presidente Carlos Andrés Pérez, quien en 1981 actuando como padrino de la quinta promoción de bachilleres de nuestro glorioso liceo Alfredo Jahn, fue objeto de un ruidoso desaire.


ERAMOS FELICES Y NO LO SABIAMOS


Para mediados de la década del 70, existía la locha y nos dábamos el lujo de masticar los famosos caramelos “Vaca Vieja” a 5 por “locha” o ingerir las clásicas bebidas gaseosas de “Pepsi-Cola”, “Orange-hit” o el recordado “Orange Crush” a precio de  un “medio” (0,25) la botella.


Ese mismo “medio” era el precio del pasaje en los “carritos por puesto” que nos trasladaban desde nuestro barrio hasta el centro de Cabimas y, 25 bolívares (de los viejos) costaban el pasaje en autobús hacia Caracas.


Era entonces, la época del dólar a 4,30 bolívares (de los viejos), de los motor-home –que costaban 150 mil bolívares de los viejos - y que solamente los podían adquirir los verdaderos ricos del país; de los constantes viajes a Miami de muchos venezolanos; de los innumerables créditos que repartió para la época Corpoindustria; de las botellas de whiskys importados que no llegaban a 10 bolívares de los viejos; de las cajas de cervezas a 20 bolívares; de los zapatos “machotes” y de los famosos pantalones “acampanados”.


Era también la época de la caja de cigarros a un bolívar, del paquete de “Harina Pan” a un bolívar con una locha y de la carne que vendía el finado comerciante italiano Pascual Perozzi en su negocio ubicado en el R-10, cuyos precios por diferentes cortes, no pasaban de 5 bolívares de los de antes.


Era la época de nuestras favoritas series televisivas como “Ultra-siete”, “Ultra-man”, “Monstruos del Espacio”, “El Robot Gigante” y “Los Agentes Fantasmas”.

       

En fin, era la época de los gigantescos derroches que el entonces gobierno de Carlos Andrés Pérez ejecutó en el país y, que un día de marzo de 1.979, los justificó el doctor Luis Herrera Campins, cuando al recibir el “coroto”, popularizó aquella frase de “haber recibido un país hipotecado”.


LICEO ALFREDO JAHN Y El PERIODISMO


Con Rubén Blades escuchándose con su famoso “Pedro Navaja”, llegó nuestra adolescencia y con ella todos nuestros sueños.

 

Era la época cuando mi hermano Chuma se deleitaba con otro tema inglés que se escuchaba en la radio de entonces: “Rapsodia Bohemia”, del desaparecido rockero británico nacido en África, Freddy Mercury con su también famosa banda “Queen”.


Fue aquella época cuando la mayoría de los jóvenes liceistas de comienzo de la década de los 80, pasamos a militar en el Movimiento Al Socialismo -MAS-, de Teodoro Petkoff y compañía.


Y llegamos a la universidad con aquellos aires de cambios y revolución. Y todo lo que alrededor de nosotros olía a AD, a Copei y a Carlos Andrés Pérez, eran obligados temas prolongados debates.


Con el devenir de los tiempos, el debate de ideas abrigo la siguiente etapa de profesionales universitarios en el campo laboral y a pesar de nuestras persistentes críticas, contra la destrucción de nuestro signo monetario y las masacres de Cantaura y El Amparo, entre otros, Pérez volvió a la presidencia de la republica.


Seguíamos siendo militante de aquella fracturada izquierda, que no llegaba al diez por ciento de los votos para los candidatos presidenciales de la época (Petkoff, José Vicente Rangel, Americo Martin, Héctor Mujica y Edmundo Chirinos, entre otros).


Y en esa concepción democrática de respeto, tolerancia y convivencia, recibí de Carlos Andrés Pérez el 27 de junio de 1990, la condecoración Orden Mérito al Trabajo en su segunda clase, con motivo del Día Nacional del Periodismo, reconocimiento que igualmente recibieron los colegas Agustín Beroes, Gustavo Azocar y José Vicente Rangel, entre otros de aquel recordado y destacado grupo de periodistas de izquierda.

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